Muestra Internacional de largometrajes
Vivimos la época de las grandes plataformas de cine (y de otros contenidos audiovisuales) en streaming, del cine en casa, de noches de manta y pizza. Las pantallas domésticas han crecido hasta límites antes impensables, el sonido ha evolucionado y las series han raptado las retinas de los espectadores en todo el mundo. Sin embargo, nada parece incompatible con la posibilidad de ver las películas en pantalla aún más grande, junto a otros espectadores que nos contagiarán sus risas, tensión y emociones. Sin móviles de por medio, sin llamadas, sin interrupciones de ningún tipo. La experiencia de ver cine en la sala oscura continúa teniendo valores en algunos casos intangibles, pero llenos de encanto y de calidez.
Difícilmente se puede comparar la experiencia visual y emocional de ver La forma del agua en un cine con la de verla como un producto de entretenimiento más en casa. No llegaremos a indignarnos y a acompañar e impulsar el valor y coraje de esa Mildred Hayes (Frances McDormand) en Tres anuncios en las afueras. Ningún documental histórico nos hará sentir esa mezcla de belleza y tristeza que es la enorme Cold War. Navegar en las profundidades psicológicas y sofisticadas de esa recreación libre de Balenciaga que es El hilo invisible requiere de un barco lleno de embrujo, de una sala de cine. La candidez y belleza de un primer amor adolescente en una Italia campestre casi se puede sentir en la mediterránea (aunque delicadamente británica por parte de su guionista James Ivory) y sensual Call me by your name. Y la contagiosa energía, diversión y ternura que ofrece Campeones se transmite en el cine de espectador a espectador.
Sin ánimo de nostalgia, pero con la certeza de que el cine, si es bueno, en una sala de cine es dos veces bueno, invitamos a los espectadores a dejar la manta de lado y a vivir el cine con mayúsculas, lo mejor de la cosecha del año, en esta nueva edición de la Muestra Internacional de Largometrajes.
